Margarita Stolbizer

viernes, marzo 2

DE LOS PIBES Y SERRAT

La semana pasada me dieron un golpe para arrebatarme la cartera y finalmente, solo se llevaron mi celular. Ahora muchos entenderán por qué todavía estoy incomunicada (no he respuesto todavía mi aparato). Iba caminando por la calle Hipólito Yrigoyen, casi llegando a la esquina de Avda.Entre Ríos, cuando dos chicos que vinieron por atrás en bicicleta y enseguida bajaron a la calle, todo bien ligero, me hicieron víctima de este "arrebato". Todo muy rápido y una queda ahí parada sin atinar a otra cosa que gritar un insulto. Mucha gente circulaba en ese momento y a 10 metros un policía en la esquina vigilaba la interrupción del tránsito por el Corso que estaba en Avda.de Mayo. Pero que por supuesto, no vio nada. Igual hubiera sido si los veía.
La verdad, quiero contar qué es lo que pensé cuando seguí caminando. Que esos chicos tienen la edad de los míos. La edad de sus amigos. Quién o qué hay detrás de ellos para que pueda serles útil el celular que minutos después estaba desactivado. A quién venden esos aparatos que llevan como botín de su aventura? quién paga por ellos? Por qué se arriesgan, en un lugar tan transitado, a ser vistos y apresados? (Claro, para ésto también debería haber un funcionario atento y muy ligero)
Pero quiero ir un poco más lejos: qué proyectos hay en cabeza de estos chicos que salen a la casa de un distraído para conseguir ese botín? O es que no tienen ningún proyecto sobre si mismos? entonces: ellos mismos son los culpables de no tenerno? Esos chicos que tienen la edad de mis hijos, tienen padres como yo. ¿Qué quiere decir como mis hijos o como yo? ¿Pueden tener las zapatillas que tienen los mìos y el celular que ellos mismos me habían regalado? Creo que no. Pueden tener padres que trabajan 15 horas por día para apenas alimentarlos, o tal vez otros que ni siquiera tengan trabajo. Claro, los ìndices de desocupación oficial indican que el desempleo ha bajado a un dígito y entonces es menos probable que estén dentro de esta última franja. Pese a esos números, la brecha de desigualdad se sigue agrandando y la insatisfacción incluye también a los que tienen trabajo, pero que por su bajisima calidad no alcanza para satisfacer mínimas necesidades.
Vuelvo a lo anterior: el producto de la venta de ese aparato celular será para cubrir esas necesidades no cubiertas del hogar. O tal vez los chicos del arrebato frente al Congreso necesitan algo que hacer efectivo rápido para comprar alguna sustancia que les permita volar y soñar por un rato con que tienen una vida mejor. Y repito entonces la pregunta: quiénes hay detrás de ellos? son culpables?
¿Cómo hacer recaer responsabilidades en los chicos sin ponernos colorados? qué proyectos como mayores hemos construído para ellos? qué valores les hemos transmitido? qué cobertura hemos dado a su familia?
¿Cómo hacer para evitarlo? No me refiero al arrebato, que es solo la consecuencia de no haber resuelto conflictos anteriores. ¿Cómo perseguir y castigar severamente a los mercenarios que victimizan a los chicos a los que impulsan al robo y a la droga? a los que comercian con ellos impunemente.
Estos son temas claves, porque golpean a la casa de cualquiera.
Falta eficacia en las políticas públicas de prevención y falta una cultura de valores que permita construir una sociedad inclusiva y solidaria. El rol del Estado es insoslayable, pero también las organizaciones sociales, la escuela, la familia, deben asumir un papel más nítido en la formación y en el cuidado de los más jóvenes y en el compromiso de los adultos hacia el futuro que les estamos dejando.
Pero después de eso, anteayer tuve una vivencia maravillosa: Juan me llevó al teatro a ver a Serrat.
Creo que lo disfruté más que en mis años juveniles.
Y está mejor que nunca! Se lo ve y se lo oye también!
Vuelve a cantar sus viejas canciones, esas que a los argentinos nos gustan tanto... Pero ahora también canta otras nuevas en catalán. Y cuenta cosas, llano y afable, como si estuviera en una charla de amigos en casa o en el bar.
Su sensibilidad frente a la pobreza, la permanente referencia a su madre y a las madres, y el canto a la libertad!!!!!!!
Genial, comprometido. Pero, confieso que sigo siendo una romántica y lo que más me gusta es que cante a las mujeres y al amor.