Esta semana fui por primera vez de visita a la Cooperativa "La Juanita" en el Barrio del mismo nombre en el Partido de La Matanza.
Yo había conocido a Toti Flores, líder del MTD es inspirador del proyecto de la Cooperativa, el año pasado en debate multisectorial muy amplio sobre políticas sociales. Me impresionó su alto nivel de formación política, su claridad de pensamiento y la forma tranquila, precisa y coherente en que transmitía sus posiciones. Quedamos ese dia en volver a vernos y hace pocos días concretamos ese encuentro por intermediación de Tomás Bulat que hace tiempo los conoce y trabaja con ellos en el tema de los microcréditos.
Todavía no comenzaron las clases en el Jardín, sin embarg (y como todos los miércoles) un buen número de madres distribuidas en varios grupos deliberan en forma de taller. Así lo harán durante todo el año, participando activamente en la formación de sus hijos y especialmente en esta suerte de educación no formal a la que dan tanta importancia como a la currícula formal. "Educación en valores, de ese modo los chicos de este Jardín crecerán con un proyecto de vida propio y colectivo, con capacidad para integrarse cooperativamente en su comunidad." La explicación corre por cuenta de Silvia, la encargada de todo el proyecto educativo y en este caso, una guía perfecta para hacer el recorrido por todos los ambientes y àreas y programas que allí se están implementando.
Antes de hablar de la educación y conocer el aula del Jardín, recorrimos "La Panadería". A la producción diaria de pan, facturas, galletitas, incorporaron durante el Fin de año, un Pan Dulce que no solamente vendieron en el barrio, sino que también ubicaron, por encargo, en distintas empresas que los eligieron para hacer sus regalos. Toti me enseñó cuál es el nombre comercial de lo que llamamos las cajas de cartón donde se envasan los pan dulces, pero ya me lo olvidé. Esas cajas están pintadas por ellos mismos, algunas con la colaboración de una artista plástica que también tiene otras obras expuestas en las paredes de la Cooperativa. Creo que es un producto visiblemente competitivo y ellos cuentan que han obtenido no solo buenas ganancias de esos productos, sino un interesante reconocimiento que les abre excelentes perspectivas de crecimiento.
También es cierto que la panadería, como el taller de costura, aun teniendo un alto nivel de productividad (más de 200 remeras diiarias de buenísima calidad), no pueden satisfacer una mayor demanda bien ganada con el prestigio de su labor.
Varias son las mujeres que trabajan en el área de costura. Todas ellas se han capacitado y hoy tienen un alto nivel de calidad y rendimiento que incluso ha facilitado en algún caso que vinieran a buscar a algunas de ellas de talleres de alta costura de la Capital Federal. Silvia me contaba el crecimiento de este taller en tan poco tiempo y todavía les parece mentira aquella vez que una capacitadora les invitaba a soñar que alguna vez una modelo en Europa podría vestir ropa hecha por ellas. Bueno, eso se hizo realidad mucho antes de que pudieran despertarse porque hoy, a través de Martín Churba, exportan remeras y otras prendas al Viejo Continente. Se las ve orgullosas de su trabajo, de sus logros, compañeras, alegres, felices por su tarea.
En el fondo, una sala con una importante cantidad de computaroras es el lugar donde brindan capacitación a gente del barrio. No es la primera vez que Silvia aclara que no hay servicios gratuitos, siempre hay contraprestación: enseñar a los nuevos que se incorporan a las clases.
REalmente el desarrollo de la economía social cooperativa, la fortaleza de las convicciones, las ideas, y el alto nivel de capacitación que muestran todas las personas de La Juanita, son el reaseguro para su crecimiento.
Después de toda esa recorrida, nos reunimos con el grupo de dirección de la cooperativa y entonces conocía a Soledad, su presidenta. Qué mujer!, psicológa social y con condiciones indubitables de liderazgo. Todos se presentaron y hablaron sobre su rol en el proyecto integral, contaron lo que han hecho (Tanto en tan poco tiempo!) y también los proyectos por venir. Analizamos el contexto político y social y establecimos un vínculo fuerte en torno a ideas compartidas y la vocación de construir un futuro más justo.
Hay mucho que aprender. Si dejamos de mirarnos el ombligo. Si ponemos la mirada en los demás. Si nos bajamos de la soberbia de nuestras verdades absolutas. Si volvemos a pensar en el progreso. Allí, a la vuelta de la esquina de este superpoblado conurbano hay muchos en condiciones de enseñarnos.