Margarita Stolbizer

lunes, abril 2

2 DE ABRIL

Hoy se conmemora la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas. El 25º Aniversario del desembarco argentino.
Me embarga un sentimiento contradictorio con la celebración oficial.
Esta mañana escuchaba en una radio el discurso pronunciado por el dictador Galtieri, el mismo que ordenó el ingreso de las tropas argentinas en Malvinas el 2 de abril de 1982.
Nuestros héroes de Malvinas, son también muertos de la última dictadura militar, la que intentó perpetuarse en el poder despertando el sentimiento patriótico de la soberanía sobre las Islas.
La aventura salió mal, como era de esperar, ingresando en esa locura, en la irracionalidad de una guerra sinsentido ni equiparación de fuerzas ni nada que pudiera justificarla.
Claro que todos nos sumamos a la reivindicación de nuestro dominio territorial y hemos reclamado la descolonización británica. Rindo homenaje a todos los que pusieron su cuerpo y su alma para defender lo propio, a los soldados, a los civiles, a los que quedaron allí o en el mar, y a los que volvieron, los que no aguantaron el recuerdo, y los que hoy pueden darnos su testimonio.
Pero siento un rechazo visceral por el festejo, por el recuerdo de la gesta militar, por la ilegitimidad de la decisiòn, por la ilegitimidad de quienes dieron la orden, los mismos que protagonizaron los años más crueles de la historia argentina.
Los crímenes de la dictadura suman entre tantas víctimas, a los caídos por la causa de Malvinas.
Debió haberse mantenido el 10 de junio como la fiesta patria de conmemoración por la soberanía argentina sobre las Islas, sin dejar margen de duda acerca de la verdadera causa y los destinatarios del homenaje, para que quede bien claro el repudio a la decisión político-militar y a sus responsables.
Kirchner no ha concurrido, sin dar explicaciones, al acto oficial realizado esta mañana en Ushuaia, seguramente disfrutando de un descanso en El Calafate, bien cerca de la ciudad más austral. Bien podría pensarse que ha querido evitar cualquier protesta de los estatales, especialmente docentes, que se encuentran en un conflicto desde hacer varios días en su propia provincia. Qué duro parece el Presidente cuando se sube al atril y arremete con su micrófono desde la Casa de Gobierno, atacando al que se le haya plantado, sin aceptar ni críticas ni opiniones diversas y, por supuesto, sin aceptar, por el modo y el lugar, ninguna posibilidad de réplica. Comportamiento de patota, amparado en los cómplices adulones que le rodean, y cobarde ante cualquier posibilidad de encuentro cara a cara con la protesta popular.
Galtieri, con su voz ronca y alcohólica gritaba en el balcón de la Rosada, alentando un sentimiento nacionalista que solo buscaba acallar el reclamo del Nunca Más, de democratización de la Multipartidaria. Se hacía el malo desde la distancia, cuando daba la orden insana para que tantos chicos, desde distintos confines de la patria, algunos sin formación, otros casi recién salidos de la escuela, con casi nada de recursos y mucho patriotismo, fueran al frente de batalla.
Esperemos haber aprendido las lecciones. Que nadie vuelva a llevarnos de la oreja. Sería el mejor homenaje a los caídos.